4 de mayo de 2010

Una nómina de clásicos

Además de quien avanza en el terreno latinoamericano, también habrá interesados en la presencia del ajedrez durante el clasicismo. Si bien hoy sabemos que no se trataba del ajedrez que sigue la línea evolutiva chaturanga indio-shatranj persa-shatrang árabe y entrada en Europa alrededor del s. X, el ludus latruncorum romano - petteia griego- era lo suficientemente similar al ajedrez para que nuestros predecesores los confundieran. Así, esta nómina de clásicos que aparece en el Mss. con el que estoy trabajando ahora puede serle de mucha ayuda a quien desee aventurarse en el periplo clásico del juego.

(El mss. es anónimo; sobre él publico en breve un artículo en la resucitada revista Manuscrt.Cao)



Aquiles y Ajax jugando al petteia, una especie de ajedrez griego (valga el anacronismo, que esto es un pie de foto). Grabado en una ánfora ática de Exequias de la segunda mitad del s. VI a. de C. Se conserva en el Museo Vaticano.

Dice el Mss:

Inútil sería extenderse en las alabanzas de este juego, habiendo hecho ya su elogio tantos autores célebres antiguos y modernos. Basta saber que, entre un número demasiado grande para citarse en breves líneas de los que hablaron ventajosamente de él, se cuentan los más conocidos en el mundo, cuales fueron: Heráclito, Sófocles, Filóstrato, Virgilio, Aristóteles, Séneca, Platón, Ovidio, Horacio, Quintiliano, Marcial y otros. Eurípides en su tragedia de Ifigenia en Áulide, nos dice que Ajax y Protésilas lo jugaban en presencia de Merión, de Ulises y de otros famosos griegos; que Palamades lo jugaba con Tersites, según cuenta Homero en el Libro Segundo de su Ilíada, y los príncipes amantes de Penélope, delante de la puerta de esta beldad, como refiere el mismo autor, en el libro primero de la Odisea. Pero sea de esto lo que fuere, no se puede negar que el ajedrez ha contribuido desde hace muchos siglos al entretenimiento de los más famosos héroes de la antigüedad, y que una gran parte de los del día tienen un gran placer en ejercitarle.



(Del juego del ajedrez, Ms. anónimo, s. XIX, h. 3)

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