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6 de mayo de 2010

Extratedreces

Hablábamos hace un par de entradas de cómo el ajedrez puede afectar a difrentes personas que a él se dedican, especialmente a través de patologías relacionadas con la paranoia. Hoy la BBC nos regala una maravillosa noticia: el presidente de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), el líder o papá de esa gran familia que los ajedrecistas somos (así reza el lema de la institución: gens una sumus) ha pasado la tarde con extraterrestres. Los rusos están muy preocupados por este hecho, ya que Kirsan Ilyumzhinov, un "millonario excéntrico" según vox populi, además de presidir la FIDE gobierna una pequeña región budista de su país. En concreto, han propuesto legislar la posibilidad de filtración de secretos de Estado a los extraterrestres. Estos casos, ciertamente, no debieran quedar impunes.

Rusia: ¿extraterrestes roban secretos de Estado?

Richard Galpin
BBC, Moscú


Un parlamentario ruso le solicitó al presidente Dmitry Medvedev que investigue la afirmación hecha por un gobernante regional sobre su supuesto encuentro con seres extraterrestres a bordo de una nave espacial. Kirsan Ilyumzhinov, el líder de la sureña región de Kalymkia, habló de su experiencia con seres de otro planeta durante una entrevista de televisión. Andre Lebedev, miembro del parlamento ruso, no sólo se cuestiona si el gobernador Ilyumzhinov está en condiciones de gobernar una región. Su mayor preocupación se centra en determinar si cuando el gobernador fue "secuestrado por extraterrestres" pudo haber revelado detalles sobre su trabajo, y peor aún, secretos de Estado. El parlamentario expresó sus inquietudes a través de una carta que le envió al presidente Medvedev.

Hecho histórico

En la carta decía que -asumiendo que todo el episodio no fuera más que un chiste de mal gusto- se trataba de un hecho histórico que debía haberse reportado al Kremlin.
También preguntaba al presidente si no existían pautas oficiales sobre qué hacer en caso de que algún directivo gubernamental fuese contactado por extraterrestres, específicamente aquellos funcionarios que tienen acceso a secretos de Estado.
Ilyumzhinov había confesado en una entrevista televisiva que él había sido llevado al interior de una nave extraterrestres que había venido al planeta Tierra a recolectar muestras. Además añadió que habría numerosos testigos. Ilyumzhinov ha sido presidente de la provincia de Kalmykia, una pequeña región budista de Rusia que se encuentra en las orillas del mar Caspio, durante 17 años.
El millonario y antiguo hombre de negocios tiene fama de poseer un carácter excéntrico.
Como presidente de la Federación Mundial de Ajedrez, ha invertido cientos de millones de dólares en convertir a la pequeña y empobrecida república en la meca de los jugadores de ajedrez, construyendo una villa para ser sede de torneos internacionales.


Ésta es la entrevista en donde el hombre, sin pizca de reirse ni de bromear, lo cuenta. Si alguien no entiende ruso no debe preocuparse: está subtitulada en alemán. Larga vida a nuestro presidente.




30 de abril de 2010

No hay guerra

Efectivamente, como dice Scala, no es el ajedrez juego de guerra, pues se juega sobre el 8x8, cuadrado mágico de Mercurio, no sobre el 5x5, dimensiones marciales. Aún así, alrededor del ajedrez se vienen produciendo pequeñas guerras personales, dirmiendo conflictos entre naciones, decidiendo amoríos hacia uno u otro jugador, amén de diversas disputas. Toda disputa puede ser resuelta tablero mediante, previo pacto. Y aunque el tablero no figure una batalla puede ser usado para figurar en clave simbólica algo que siempre es mejor que se quede en el plano simbólico. Y así como figura belicismos, los genera. El vídeo es maravilloso.


28 de abril de 2010

Pobre cartero español

En el momento en que el ajedrez era considerado un elemento sociopolítico clave –sobre todo en lo concerniente a las relaciones internacionales–, España se mostró profundamente hispánica. Durante la Guerra Fría, ajedrecistas de todo el mundo competían por la primacía mundial sobre el tablero, mientras prensa, radio y televisión llevaban a cabo su trabajo asumiendo una ecuación bien simple que reproducían a escala mundial: el país que poseía al mejor ajedrecista poseía el primado mundial en una práctica intelectual de excelencia, lo que aumentaba su prestigio exponencialmente. Ese ansiado aumento de prestigio era útil y significativo: de un lado fomentaba la consideración por parte de otras naciones, predisponiéndolas, en caso de que fuese necesario, a la eventualidad de un liderazgo; de otro, estimulaba la emulación en un panorama donde la emulación de un sistema de gobierno garantizaba la estabilidad político-económica de la potencia central. En ese contexto se explica el despliegue publicitario, la cobertura mediática del match por el título mundial del 72 entre Fischer y Spassky; también lo hacen los ingentes gastos de la U.R.S.S. por mantener su liderazgo en el universo ajedrecístico.

En este momento de gran burocratización del ajedrez, los jugadores eran considerados la punta del iceberg de un sistema trabado. Intocables figuras para las que un nutrido grupo de hombres trabajaban con un esmero comparable al que se aplicaba en el desarrollo de tecnología aeroespacial. Representaban el cuerpo de una nación, que se alegraba y padecía con ellos y/o por ellos. Eran constructores de reputación. De otro modo, biografiar a un adolescente que ni era noble, ni hijo de viejos falangistas, ni tenía sangre real, no se explica.




Portada de la biografía de Arturito Pomar.
Fuentes, Juan M. y Ganzo, Julio, La vida de Arturito Pomar, Madrid, 1946.


El franquismo glorificó y luego olvidó a Arturito. De 1940 –cuando contaba con diez años– a 1966 fue figura recurrente de los NO-DO. Un Urtain ajedrecístico al que jamás se le permitió llegar adonde hubiese podido (según muchos, campeón del mundo. Esto en la época de Alekhine, Fischer…) ¿Por qué? Bueno, mientras sus rivales viajaban con numerosos preparadores, analistas, entrenadores, teóricos, diplomáticos, etc., toda una corte cuyo cometido final era trabajar por la reputación nacional, Pomar iba a los torneos acompañado por su madre. Sólo por su madre. Las consecuencias eran obvias: cuando una partida finalizaba, Fischer, Alekhine, Portisch, Fine, Geller, etc… volvían a su cuarto a descansar, mientras su equipo repasaba el enfrentamiento y extraía valiosas conclusiones que a la mañana siguiente le eran comunicadas a un fresco y preparado Fischer, Alekhine, Portisch, Fine, Geller, etc… Sin embargo, nuestro Arturito hacía el trabajo solo, en su habitación, de noche. Jugaba por el día y analizaba por la noche. No dormía. Y por eso la inercia de sus torneos importantes era siempre la misma: empezaba derrotando a rivales de gran categoría y al final perdía contra gente de nivel inferior, pues no podía con su alma: estaba derrengado.

Profundamente hispánica la actitud de España con Arturito: glorifica al mejor talento de la nación pero no le presta ayuda financiera alguna; lo envía sólo con su madre, cual Quijote con complejo edípico, a enfrentarse a los grandes monstruos –intelectuales y burocráticos- del momento; cuando está machacado –intelectual y físicamente- deja de aparecer en el NO-DO y se le deja languidecer sin ningún tipo de ayuda.

En la escena donde se cuajaba la reputación internacional de un país Pomar y su madre llevaban el peso de representar a la España pretendidamente grande del franquismo. Los dirigentes, conscientes de ello, les dispensaban recepciones oficiales y multitudinarias en Barajas, entre los aplausos de un público que tal vez se extrañaba al ver a Arturito bajarse sólo (sin equipo ajedrecístico, se entiende) del avión. Tal vez creía que era un avión sólo para él, que su equipo venía en otro porque convenía mantener los rostros que luchaban por la reputación de España en el anonimato, a buen recaudo de masones ladinos, conspiradores judaizantes y demás enemigos de la unidad patria. España era una nación grande. Arturito era el elegido para demostrarlo, junto con Urtain, Massiel y el Real Madrid. Para cumplir su misión, sólo tenía que pedir permiso a su jefe en la oficina de correos en la que trabajaba. Le era concedido suspendiéndole el sueldo a cambio de volver con algún obsequio; entonces ya podía coger el avión, que él mismo se sufragaba, y pelear por el título. Garra. También falta de planificación económica, rusticidad, hipocresía y mal gobierno: los calificativos son muchos y no bastan para explicar la mirada de este hombre. «Pobre cartero español –le dice Fischer en el 62, tras una larga y reñida partida que había terminado en tablas-, con lo bien que juegas tendrás que volver a poner sellos cuando acabe el torneo»







14 de abril de 2010

Un cuento de hadas para el subconsciente

Los situacionistas odiaban este juego. Había que acabar con la burguesía, dilapidar sus prácticas, terminar con los epifenómenos más aparentemente inocentes, por lúdicos, de la revolución burguesa. Y mira que esos tíos eran tercos y convincentes. Y persuasivos. Qué persuasivo es Debord. Y aún así, el ajedrez.

Mucho de su odio hacia el juego tal vez provenía del gesto inercial que los definía por oposición a la caduca camarilla dadaísta y surrealista. Para estos últimos el ajedrez era un icono ubicuo. Arrabal, proveniente de aquellos predios y épocas, es un buen ejemplo entre nosotros de cómo se reverberan en el espectáculo, a la manera surrealista, las infinitas posibilidades combinatorias del tablero y la agitación inmediata, desordenada y excesiva de las manifestaciones espontáneas del instinto de juego.

Uno de los numerosos frutos de esa fiebre dadá-surrealista es esta pieza. Aparecen Cocteau, Arp, Calder, Ernst y Willem de Volger. Lo dirige Karl Richter. Pertenece a los primeros años del declive de París y del apogeo de Nueva York, como la nómina insinúa. Sobre el 8x8 de su título se hablará en breve, a propósito de Eduardo Scala y su culto a la cifra mágica.



11 de abril de 2010

La vanidad y el deseo

Es algo que queremos hacer, pero falta seriedad y/o drogas para llevarlo a cabo. Además, parece de ese tipo de cosas que sólo pasan en la pantalla, un soporte al que cada vez le cuesta más inspirar o emocionar. El vídeo está bien. La actuación del tipo muy lograda y el guión bien pensado. El final abierto le sienta muy bien y, hablando de ajedrez erótico, es de los mejores vídeos que hay, por sutileza y realización. El ajedrez ha sido utilizado eróticamente en infinidad de ocasiones desde su origen. Por eso, es muy fácil caer en el signo de los tiempos y hacer algo banal. Nevertheless, el vídeo no es banal, y además muestra la lucha entre la cabeza y la pasión, entre la vanidad y el deseo. Disfrútalo.