12 de mayo de 2010
ANAND
5 de mayo de 2010
Confusas etimetrías
Se plantea aquí un desajuste entre la evolución etimológica y geométrica del ajedrez que a buen seguro entra en el diálogo que establece la tesis de Eduardo Scala, la que intentamos exponer con cierto detalle en el prólogo a su último libro, La semilla de Sissa (Delirio, 2010), que presentamos el 23 de Abril pasado. En resumen, plantea esa tesis que el ajedrez es un juego mercurial, ya que se juega en el cuadrado mágico de Mercurio del 8x8, y no un juego marcial, ya que, de ser así, se jugaría en el Cuadrado Mágico de Marte, el de 5x5. Para E. Scala, quien comienza a desviar la esencia del juego hacia el lado marcial es Ruy López, con sus arteros consejos sobre cómo disponer las candelas en la partida. Luego, Marco Gerolamo Vida, en su poema del s. XVI, la Battaglia de' scacchi, ya anuncia en el título su concepción del juego para luego invocar a Marte como divinidad propia del tablero; tal desviación de esencia ofuscaría el significado simbólico mercurial del juego y su eco llegaría hasta nosotros: de ahí la insistencia en que el ajedrez refleja, principalmente, una batalla (para más detalles, léase la entrada La semilla de Scala)
Y hoy yo me encuentro lo siguiente, que aún no sé muy bien cómo acomodarlo aquí, pero que desde luego entra en diálogo o en relación con el tema: en el pasaje del padre Sarmiento que reproduzco a continuación, extracto del Catálogo de voces y frases de la lengua gallega, se dice que el sidrés o xidrés se juega sobre un tablero de 5x5. La parentela entre xidrés y xadrez, término gallego para ajedrez, es demasiado obvia. En un primer momento parece que etimología y geometría se han (con)fundido a raíz de la desviación de Ruy López y Marco Gerolamo Vida, dando lugar a un juego, el xidrés, emparentado etimológicamente con el xadrez, y geométricamente correspondiente a su esencia adulterada. Yo lo dejo ahí, de momento, a la espera de luminarias.
El xidrés o sidrés es un juego medio entre las damas en castellano y el ajedrez. El modo de jugarlo es éste: hácense en un tablero o en una piedra, cruzando cinco rayas, veinticinco cajoncitos o veinticinco números, en donde se cruzan las líneas. Un muchacho toma 12 piedrecitas y el otro 12 tejitas, para diferenciar. Cada uno coloca sus 12 de modo que las 10 ocupen los 10 nudos, y las dos restantes los dos nudos en la línea de en medio, y así sólo queda el nudo del medio sin pieza. Muévense las piezas atrás y adelante, pero siempre por líneas y nudos (no por espacios o cajones, como en las damas en Castilla ), lo demás se parece a las damas. La dáma es cuando una pieza se coloca en uno de los cuatro ángulos, y entonces se llama dama de canto. Véase a Hyde, De Ludis Orientalium, y allí la voz sidre, y cotéjese todo.
Padre Martín Sarmiento, Catálogo de voces y frases de la lengua gallega
21 de abril de 2010
La semilla de Scala
El próximo viernes, día 23, se celebra en Madrid la Noche de los Libros. Tal vez no es lo mejor -ni para autores ni para lectores- acumular una infinidad de eventos en un sólo día teniendo en cuenta que los humanos no somos ubicuos ni podemos ser ubicuos. No obstante, ese día, sumándonos a la ingente programación, estaremos Eduardo Scala y un servidor en la Librería Arrebato (c/ La Palma, 21, metro Tribunal), a las 20. 45, presentando la reedición de La Semilla de Sissa (Delirio, 2010) y celebrando una ceremonia escaquística en la que se comulgará con semillas del Ganges para recordar la leyenda del brahmán que da título a la obra. Para esta entrada del blog, he decidido que lo mejor es ofrecer un extracto del prólogo que he titulado El AjedreZ, terra violata; sobre el poeta en sí habría mucho que decir en muy poco espacio (para su obra visual-verbal Felipe Muriel, Hermetismo y Visualidad, Visor, 2004; para su obra ajedrecistíca, además del libro que presentamos se editará en breve El juZgador de ajedrez); sobre la Semilla, para aquellos que no la conozcan y esta reedición suponga un descubrimiento, hay que decir que la Editorial Delirio ha puesto un empeño enorme en mantenerse fiel a las exigencias formales y numerológicas tan caras al autor. Os esperamos.
Eduardo Scala recitando una apertura española, postrado sobre un ajedrez, bajo sus Columnas de Tiempo