9 de mayo de 2010

Civitas scacchorum

El maestro Ilyumzhinov contruyó esa Chess City que se levanta en Elista, adonde se reúnen los grandes talentos mundiales del tablero para batirse en singular batalla (me he levantado decimonónico; incluso clásico). Él gasto una fortuna y se le reprocha que lo haya hecho porque su región es pobre. En los comentarios a aquella entrada hay enlaces a la wikipedia sobre ese y otros temas que empañan su figura de alucinado de la casa.

Y aquí hay referentes pasados de otras particulares ciudades de ajedrez, construidas con más gasto tal vez. «Al principio, dice David Abulafia, los conquistadores de México se sintieron más inclinados a ver en los aztecas a un pueblo similar a los moros que a describirlos como algo totalmente nuevo o diferente» ( El descubrimiento de la humanidad, Crítica, 2009); tal vez por eso Cortés recurre a la alcaicería para explicar el mercado de algodón y describe, en términos que podría haber utilizado para los palacios de la Alhambra, de esta guisa los dominios domésticos de Moctezuma:

Tenía otra casa muy hermosa donde tenía un gran patio losado de muy gentiles losas, todo él hecho a manera de un juego de ajedrez, y las casas eran hondas cuanto estado y medio, y tan grandes como seis pasos en cuadra; y la mitad de cada una de estas casas era cubierta el soterrado de losas, y la mitad que quedaba por cubrir tenía encima una red de palo muy bien hecha.

Cortés está ante la coyuntura de dar idea de algo en cierto sentido inefable con palabras y referentes familiares. De ahí la recurrencia de las comparaciones que involucran prácticas, términos y situaciones conocidas. Tanto para los recién llegados a México como los destinatarios de las misivas era importante tener un referente metafórico en el que apoyar su empresa, un precedente que, mediante la transposición, hiciese comprensible su misión. La toma de Granada actuaría como macrorrelato y en su despliegue el ajedrez cumple una función referencial. O una función que, desde una consideración estructural y técnica de la metáfora, Black llamaría el vehículo. Brevemente, según Black, la metáfora se forma al aplicar al tenor un sistema de implicaciones características del vehículo, lo que hace que la metáfora seleccione, suprima y organice los rasgos pertinentes del asunto principal implicando enunciados que normalmente se aplican al vehículo. Es así como emerge la transferencia metafórica que hace algo comprensible a través de otra cosa. En ese sentido la cosmología, el tenor, se hace comprensible a través del tablero de ajedrez, el vehículo, en los «iuegos que se juegan por astronomía» del rey Alfonso. Y el patio de Moctezuma, el tenor, se hace comprensible al lector a través del tablero de ajedrez, el vehículo.

Urbanísticamente, por aquellos años, el ajedrez se vuelve además un modelo sobre el que fundar ciudades. Al norte del Imperio Inca, en tierra de otomíes, Juan Sánchez de Alanís funda Querétaro con un trazado ajedrezado. A Francisco Román de Cárdenas, que hace la descripción de Querétaro por encargo del alcalde, parece satisfacerle. Y así escribe:

San Juan del Río no tiene buena traza; está venido a menos porque murió mucha gente de la pestilencia. Querétaro está muy bien trazado como juego de ajedrez. Lo trazó Sanchez de Alanís con grandes y espaciosas calles.

Un modelo urbanístico que tendrá continuidad en otras fundaciones y al que ciertamente volveremos. Volver.

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