29 de abril de 2018

Juega contra Marcel Duchamp

Scott Kildall ha extraído los principios del estilo de juego de Marcel Duchamp y elaborado un algoritmo que mueve lo que probablemente movería Marcel.

http://turbulence.org/Works/playing_duchamp/about.php

30 de junio de 2012

Los niños de la guerra somos de la generación de Arturito Pomar


         El título de la entrada es frase de Paco Umbral. En ese mismo texto, continúa: "Dimos un genio del ajedrez, ya qué otras genialidades estaban mal vistas,  incluso fusiladas. Una vez, Arturito Pomar (ahora me parece que trabaja en Correos) estuvo en Valladolid jugando unas simultáneas con los socios del casino y ajedrecistas locales. Yo, que no sabía nada de ajedrez, me metí allí, de pantalón corto y con las rodillas sucias, porque he experimentado siempre, como los judíos (y me parece que no tengo nada de judio, y lo siento), la fascinación por los grandes de la tierra. Arturito Pomar era un pequeño grande de la tierra quemada de la España de posguerra (La Vanguardia, 19 de octubre de 1978). 

La biografía de Arturo Pomar nos permite entender diversas articulaciones. En primer lugar, la que se establece entre la cultura popular y las instituciones que regulaban la sociedad española durante el primer franquismo, especialmente los medios de masas. ¿Qué significa ser un niño prodigio en los años 40? y ¿qué significó ver, entre 1943 y 1946, en el NO-DO y en la prensa, “a un niño como los demás” (NO-DO), que “se encuentra en la tienda de juguetes en su elemento natural” (NO-DO), viajar a países lejanos a jugar torneos internacionales, enfrentarse a los mejores del mundo, ser recibido por el Generalísimo, proclamarse campeón de España de ajedrez con 14 años?  Preguntas más generales, pertinentes a la articulación entre deporte y medios de masa, podrían plantearse también. En el caso de Arturo Pomar, esa articulación se efectúa mediante un proceso de iconificación mediática, uno de los primeros del franquismo junto al de Manolete. En tercer lugar, existe una clara articulación entre el deporte y el nacionalismo a través de los medios controlados por el Estado que la trayectoria biopolítica de Arturo Pomar ilumina. Desde esta perspectiva, una de las preguntas que su trayectoria biopolítica suscita tiene que ver con la (re)construcción del orgullo nacional, fuertemente ligado al orgullo imperial en el imaginario mediático franquista, a través de la exaltación de su figura.  Finalmente, la biografía de Arturo Pomar también suscita preguntas sobre la compleja y prolífica relación que la dictadura mantuvo con los niños prodigio, una articulación en la cual el caso Arturo Pomar es significativo, pues se trata del primero de una larga lista de niños prodigio en la que se encuentran, entre otros, Pablito Calvo, Joselito, Marisol, Pili y Mili, Rocío Durcal, Raphael y Ana Belén. 
Estoy trabajando en un texto que considera la mediatización y el ser biopolítico de Pomar desde esas perspectivas. Aquí adjunto algunos recortes de la prensa de la época. Van de 1943, aparición del fenómeno Pomar, a 1946, su apoteosis. Bajo cada imagen encontrarás lo que considero más significativo de esta selección. Toda ayuda es bienvenida. Mi correo: jescourido@gmail.com




"Con el niño Arturito Pomar se han llenado infinidad de páginas en casi todos los periódicos españoles . . . . todos debemos alegrarnos de que dentro de la raza latina aparezcan estos prodigios, que tanto tiempo hace que no teníamos" (Lopez Esnaola,  Pensamiento Alavés, 5 mayo 1943,)


"Arturo Pomar está alcanzado con su fama los extremos de la lógica. Recientemente, en la prensa española, se dio la noticia de una actuación del niño ajedrecista, en un pueblo norteño español. Con el laconismo peculiar en estas informaciones se decía: quede afirmarse que, prácticamente, acudió a presenciar la exhibición todo el pueblo" (De Agustín, Imperio, 9 agosto 1944)


"En nuestra patria, solo Manolete le iguala en fama . . . . Es el capitán en espíritu de la infancia española" (1945-1946)

"Arturito Pomar fue recibido triunfalmente a su regreso de Londres. Un inmenso gentío esperaba la llegada del pequeño ajedrecista español . . . . Para recibir a Arturito,  acudieron al aeródromo de barajas los directivos de la Federación Española de Ajedrez, marqués de Montecorto y señores Ojeda, Cobos y Lastanao, miembros de la Junta Directiva del Real Madrid y todos los alumnos del tercer año de Colegio de Areneros, donde el gran ajedrecista español cursa sus estudios. También le esperaba un inmenso gentío, así como periodistas y fotógrafos y los operadores del NO-DO . . . . Al abrirse la portezuela del avión, el primero en aparecer fue el niño mallorquín, que fue saludado con una gran ovación". (La Vanguardia, 10 de febrero de 1946)

 
Portada de La Vanguardia del 10 de febrero de 1946. Dos días más tarde, el público del estadio de Chamartín corearía su nombre al correrse la voz de que Arturo Pomar había ido a ver el partido que el Real Madrid jugaba contra el Gijón. En la siguiente imagen se ve cómo salió a saludar al centro del campo.

  "Arturito Pomar corresponde, desde el centro del campo de Chamartín, a las clamorosas ovaciones de homenaje con que fue acogida su presencia durante el partido jugado ayer por el Real Madrid y el Gijón, y que terminó con un empate a dos tantos" (Hoja del Lunes, 11 de febrero de 1946)


17 de junio de 2012

Estratografía


     Hace una semana, en la Hispanic Society de Nueva York, me encontré con un ejemplar de 1827 de la traducción al castellano de la segunda edición francesa de un empeño que constituye la prehistoria del Kriegspiel de Debord. Ese empeño comenzó a mediados del siglo XVII en Alemania y se proponía, nada menos, que “mejorar” el ajedrez. El Konigspiel, inventado por Weikhmann, pretendía ser un “compendio de los principios militares y políticos más útiles”. Su proyecto pretendía acercar el ajedrez a la guerra por medio de modificaciones en el tablero y las piezas. En 1770, Hoechensberger publicó el Juego de guerra o mejoramiento del ajedrez,  con cañones y mayor número de escaques. En 1780, Helwig creó un modelo más desarrollado de Konigspiel que contaba con más de 1600 escaques y 200 piezas que representaban diferentes unidades militares. Para entonces, el Koenigspiel, literalmente juego de reyes, era ya Kriegspiel, juego de guerra. En 1793, Giacometti recogió esta tradición y publicó L´arte della guerra. En 1801, descontento con su versión anterior, mejoró el libro que había publicado ocho años antes. Para Giacometti, el ajedrez todavía no se parecía lo suficiente a la guerra como para constituir una herramienta de aprendizaje de tácticas político-militares, entre otras cosas porque el jaque mate daba la victoria a uno de los bandos, mientras que en la guerra de finales del XVIII no bastaba con acorralar al rey: era necesario derrotar a la tropa.

    El libro en cuestión que estuve ojeando allí es la traducción del alemán al francés y de éste al castellano del libro de Helwig, el que más escaques, 1666, y más piezas, 200, tiene. La traducción fue realizada “por el autor del juego de ortográfico de la palabra de la lengua castellana”. Su título: Juego de estratografía o ajedrez militar. Afortunadamente, tengo un ejemplar a mano en Philadelphia, en la Library Company, la que fue la primera Library of Congress, fundada, naturalmente, por Benjamin Franklin. Parece que además hay otro ejemplar en Barcelona (no puedo acordarme ahora en qué biblioteca). El caso es que se trata de una tradición, la del Konigspiel que deviene Kriegspiel, que me interesa mucho. No tengo tiempo ahora, pero a finales de año intentaré preparar una edición del libro (esto puede ser una llamada a los editores y a los amigos de los editores. Dato: no se ha hecho edición alguna aún). Me gustaría trazar los empeños intelectuales de la Europa Moderna por darse una educación político-militar a través de lo lúdico y ver por qué caminos esos textos se conectan con el magnífico Debord y su magnífico juego para luchar contra los opresores de la sociedad espectacular. Entiendo que el juego de Debord es el punto último, por el momento, de ese camino. En espera de días más ociosos, transcribo aquí la descripción y las reglas del juego, y a continuación dejo el enlace al vídeo del juego de Debord. 

Dos, cuatro o seis jugadores[1] pueden en este juego a su antojo y voluntad, mudar el frente de los cuerpos del ejército que mandan.  Cada General[2] tiene sus almacenes, sus arsenales o parques, sus edecanes o segundos: cada clase de arma tiene su maniobra y su alcance. Los dragones sirven a caballo o a pie, todo cuerpo se recluta o se quinta. Se construyen o arruinan los retrincheramientos. Cañones, morteros u obuses, bombas, artillería volante, baterías separadas o reunidas se pueden establecer, girar, hacer callar, tomar de viva fuerza, clavar y destruir. La facultad de echar, retirar y destruir los pontones y los puentes; la de pegar fuego y apagar un incendio; de sorprender y tomar los depósitos y los víveres; de proteger o de interceptar los convoyes; de talar y cortar la parte de bosques que convenga; de intentar empresas; de sostener y de impedir el paso de los puentes o de romperlos: todo realiza en el juego las operaciones de una marcha, de una escaramuza; acciones de puesto o de batalla, de prudentes retiradas, de un bloqueo o de un sitio; de una o de muchas campañas sobre un Tablero Topo-gráfico. Este Tablero representa variedad de campos o terrenos con edificios, arroyos, barrancadas, montañas, desfiladeros, pantanos, ríos, bosques y, finalmente, todos los aspectos que puede ofrecer un país, mediante la colocación de cubos iluminados con diversidad de colores.




 
The Game of War (FULL) from ClassWargames on Vimeo.



[1] Se juega también contra dos y tres en la porción de tablero que pertenece a cada uno, contra el que tiene a su frente.
[2] El cargo de Generales en Jefe y de División lo ejercen los jugadores; pues hasta que las Juntas Militares para conferenciar y resolver los planes de campaña se hacen: demostrando sobre el Tablero los simulacros de la táctica moderna sin que le falte circunstancia. 

6 de febrero de 2012

Flujos de identidad

     Pensemos en el monarca durante el medioevo y los Austrias. Es una figura-cabeza. Así lo dice Salisbury, precursor de la metáfora, que dice tomarlo de Plutarco. Lo dirá también Alfonso X en su Partida II.
Dijeron los sabios que el Rey es cabeça del reino; [...] de la cabeça nascen los sentidos porque se mandan todos los miembros del cuerpo (Partida II, tit. I, ley V)


     También lo dirá Fray Juan de Santa María (Tratado de República y Policía cristiana, 1615), Álamos de Barrientos (Tácito Español), Horozco y Covarrubias (, Gurmendi ("El que es cabeza de República no solo cumple con ser bueno, debe también parecerlo), etcétera. Est respublica quoddam corpus donde cada miembro del cuerpo civil cumple su función. El rey, la cabeza del cuerpo, controla los sentidos y las otras partes de la República. Su unión con sus súbditos es orgánica, no contractual. Es decir, no se trata de que el caballo pueda mover adonde quiera, la torre adonde quiera, el peón adonde quiera. No. Cada parte del cuerpo está sujeta al movimiento que la cabeza le ordena. La metáfora del ajedrez como república, el Est respublica quoddam scacchorum de Inocencio III y de Jacobo de Cessolis anuncia un nuevo sujeto liberado de la carga feudal: el burgués, a quien el dinero da una libertad de movimiento limitada, pero libertad al cabo. Sus lazos con el monarca son contractuales: debe defenderlo por su bien, pero puede escoger no hacerlo. 

    ¿En qué caso no lo haría? Este vídeo de The Wire lo ejemplifica. Los soldados del capo del ghetto entienden que de la supervivencia de su jefe depende su supervivencia como banda. No obstante, entienden también que ellos son los peones, los pequeños que mueren defendiendo a su rey. Y que tienen una libertad limitada, pero la tienen. Están en la calle, pueden escoger adonde ir, qué hacer. Pueden, incluso (uno lo hará) sacrificarse antes de morir por su rey movidos por el orgullo. ¿Cuando un caballero jugaba al ajedrez en la Europa medieval o en la España de los Austrias pensaba lo mismo que el protagonista de esta escena?






26 de enero de 2012

La vida al aire libre

Felipe Núñez abre su libro (Para escapar de la voz media) con una obra de Magritte titulada  “La reproducción prohibida”. A Felipe le preocupa la relación entre la escritura y su afuera, el mundo.
Más específicamente, algo que a TIQQUN y los situacionistas les preocupaba también mucho: la
relación entre la intensidad vital y su deriva en texto. El enemigo de Felipe era la hermenéutica; el
enemigo de Tiqqun la deconstrucción. De ambas lecturas yo he extraído lo que un lector de Gracián
podría haber extraído en el s. XVII, una especie de posición vital, un estilo con el que jugar la partida
de la vida. Pero aquí quiero hablar de otro cuadro de Magritte, de La vida al aire libre:





      Me viene a la cabeza al ver este cuadro cómo podemos leer socialmente –en el marco epistemológico de Castells y otros sobre el mundo post-nacional- las palabras de Deleuze y Guattari acerca de la oposición entre ajedrez y go; cómo podemos entender lo social en su aspecto meramente topológico como un espacio de juego. Decían Deleuze y Guattari:

El ajedrez es un juego de Estado, o de corte. Las piezas de ajedrez están codificadas, tienen una naturaleza interna o propiedades intrínsecas, de las que derivan sus movimientos, sus posiciones, sus enfrentamientos. Los peones del go por el contrario son bolas, fichas simples, unidades aritméticas, cuya única función es anónima, colectiva o de tercera persona: “EL” avanza, puede ser un hombre, una mujer, una pulga, un elefante.

Y también:

 En su medio de interioridad, las piezas de ajedrez mantienen relaciones biunívocas entre sí, y con las del adversario: sus funciones son estructurales. Un peón del go, por el contrario, sólo tiene un medio de exterioridad, o relaciones extrínsecas con nebulosas, constelaciones, según las cuales se desempeña funciones de inserción o de situación, como bordear, rodear romper. Un sólo peón del go puede aniquilar sincrónicamente toda una constelación, mientras que una pieza de ajedrez no puede hacerlo (o sólo puede hacerlo diacrónicamente)
 
    Pensemos ahora en otro texto de Deleuze: el post-scriptum sobre las sociedades de control y las sociedades de disciplina. La tesis central de ese artículo es que “los centros de encierro” disciplinarios descritos por Foucault (“cárcel, hospital, fábrica, escuela, familia, clínica…) atraviesan una crisis generalizada. Para Deleuze, en 1994 vivíamos la decadencia de la “sociedad disciplinaria”, que fue “la sucesora de las sociedades de soberanía”, cuyos fines y funciones eran completamente distintos a los actuales. La sociedad actual es denominada “sociedad de control” y éste se ejerce fluidamente en espacios abiertos, en forma desterritorializada, mediante los psico-fármacos, el consumo televisivo, el marketing, el endeudamiento privado y el consumo entre otras modalidades. La escuela, la fábrica, la milicia son instituciones que pertenecen a la sociedad disciplinar. La contraseña, el mercado, internet, son instituciones en las que se cifra un control fluido. Galloway tiene un libro maravilloso sobre los centros de control y cómo este se ejerce de una manera fluida una vez éstos se han descentralizado (Protocol: How control exists after decentralization, 2006).

         El caso es que en este cuadro de Magritte vemos a un personaje que intenta representar una pieza de ajedrez en un tablero de go valiéndose de piezas propias del go. Intenta adecuar un elemento propio de la sociedad disciplinaria en un espacio propio de la sociedad de control. En efecto, en el ajedrez, como en las sociedades disciplinarias, todo está visiblemente jerarquizado y dividido. Sólo el fin de la partida iguala la jerarquía que ordena al caballo, la torre, el rey, el peón, la reina, etcétera. Pero, ¿qué sucede en el go? Sucede que todos son peones. El valor de una pieza depende únicamente de su situación en el tablero. Por supuesto en el ajedrez la posición también es importante para determinar el valor de las piezas que la componen, pero a priori existen diferencias de valor entre ellas. Están codificas, tienen naturalezas internas distintas.

      Para leer lo social en este cuadro parece que tenemos que pensar en lo que Amador Fernández Savater ha llamado la ética del cualquiera en un texto memorable, el Arte de esfumarse. Ahí él leía en el 15m el fin de la cultura consensual de la Transición, del monopolio que la CT poseía sobre los temas de debate posibles y el fin de un régimen de discurso nacional en el que comparecían únicamente las voces autorizadas previamente por el juego de polaridades izquierda-derecha, catolicismo-laicismo, república-monarquía, PP-PSOE y la discusión entre diversos nacionalismos. Además de controlar aquellos que tomaban la palabra, la cultura de la transición ejerció un poder férreo sobre los temas de debate. Lo que sus centros jerárquicos de sentido no ponían en juego (la neoliberalización y sus consecuencias sociales: deshaucios, precariedad, etcétera; la representatividad de la democracia; la pinza PPSOE; la pérdida de soberanía nacional; etcétera) fue lo que la ética del cualquiera del 15m puso sobre la mesa.

Además, ¿qué está en juego en la ley SINDE, la ley SOPA y los diferentes proyectos de ley similares en México y Colombia? ¿No es un cambio de protagonismo del sujeto autorizado para crear y con acceso personal a los medios de difusión quelo legitiman como creador a un escenario donde cualquier pieza, como en el go, puede tener un valor extraordinario, sin desventajas a priori? Es así cómo podemos leer este cuadro de Magritte: como el cerebro antiguo, el mundo propio de la sociedad de control, de la cultura consensual de la transición y de los proyectos de ley restricitvos de la libertad de internet intentando, sin demasiado éxito, ordenar las piezas del nuevo juego, el go, en el nuevo tablero, el del go, de manera que parezcan un antiguo caballero del ajedrez. Se puede incluso decir que es una imagen que describe lo que siente el nuevo sujeto que se ha dado a conocer a partir del 15m.


27 de junio de 2011

Paluzié se ha enamorado de ti

      Tengo entre manos uno de los dos manuscritos inéditos de Flores del ajedrez español, del maestro Paluzié y Lucena. Es un ejemplar maravillosamente cuidado: en cuarto, encuadernación en piel con motivos ajedrecísticos y filigrana dorada, letra bastardilla sin correcciones, tachaduras o añadiduras y escrito sobre un papel con una marca de agua muy original.  Los amantes de descifrar códigos disfrutarán con esto: José Paluzié y Lucena escribió uno de los dos ejemplares de su manuscrito en un papel cuya marca de agua dice "José Guarro Tínamora". Podemos aventurar que era un satiriático y que estaba lanzando un mensaje oculto a las futuras conservadoras del manuscrito de la sala Cervantes de la BNE. No estaría equivocado si lo hubiera hecho: sin duda lo merecen. José Guarro t´innamora sería el italiano correcto de lo que D. José dijo en castizo, oculto al trasluz de los primeros folios de su manuscrito secreto, saltándose las normas ortográficas.

    ¿Por qué digo manuscrito secreto?  Porque así parece haberlo concebido el autor. Tras trazar una panorámica de los personajes y publicaciones que componían la esfera ajedrecística patria a finales del XIX e inicios del XX, Paluzié dice: 

Si aguijándole la curiosidad el investigador N quisiera saber por que no he publicado este presente trabajo, le manifiesto que en los tiempos que corresmos no trae cuenta el editar libros de ajedrez en España a causa de ser su venta muy reducida, y no continúo más razones, porque las que pudiera añadir no son de índole ajedrecística y por lo tanto escaso o ningún interés tendrían para dicho señor N.
   Al elenco de semblanzas que ocupa los primeros cien folios le suceden más de 500 problemas compuestos por ingenios nacionales operando en Barcelona, Cádiz, Madrid y Zaragoza. Es abrumador el conocimiento de campo que poseía Paluzié, algo que se comprueba al constatar que la gran mayoría de los textos sobre sus coétaneos están escritos a partir de informaciones que recibía de oídas en los clubs, cafés y tertulias que frecuentaba. Estas "flores" que recuerdan, por la elección del término, a las recopilaciones medievales de sabiduría, florilegia, y a los numerosos títulos de los Siglos de Oro en que se mencionan las flores de ingenios para referirse también a "sentencias avisadas, dichos eruditos y consejos", son un verdadero tesoro oculto en los depósitos de la Biblioteca de Catalunya y de la BNE; quizá les convenga un poco más de visibilidad  antes de que se cumpla un siglo de su paciente, metódica y quien sabe si socarrona composición. Aunque solo sea para que las bibliotecarias de la Sala Cervantes reciban el mensaje de un hombre que vivió más cerca que Noam Chomsky y que, sin messenger, fue capaz de transmitirles su proposición.



18 de junio de 2011

Jaque de peón

El fundador de Ajedrez sin fronteras, Álvaro van der Brule, ha dicho:



22 de marzo de 2011

Jorobología


     Cuando se habla del ajedrez como correlato metafórico de una argumentación suele citarse a Saussure y a Wittgenstein, privilegiadas figuras del amplio magma de instrumentalizaciones textuales del juego en el s. XX. En efecto,  ambos se han apoyado en el ajedrez usándolo como instrumento clarificador de alguna de sus tesis: el primero, comparando el valor relativo de las piezas con el valor de los términos lingüísticos; el segundo,  destacando la necesidad de conocer las reglas del todo para entender la función de cada uno de los elementos.  El aspecto teórico de ambas instrumentalizaciones nos haría construir una interesantísima  continuidad en la que conviven Aristóteles, Barthes y Blumenberg entre muchos otros, y donde ocupa un lugar especial Ricoeur, que es quien desarrolla la cuestión de la metáfora como herramienta heurística central de la hermenéutica.

   Pero en esta entrada quiero sólo recordar una instrumentalización similar y menos conocida que las de Saussure y Ludwig (mañana intentaré hacer lo propio con N. Frye, cuya relación con la metaforización del ajedrez es demasiado rica y variada para una sola entrada de blog)Se encuentra en la apertura de las Tesis sobre la Historia de Benjamin. Walter realiza ahí una asociación -posteriormente muy debatida- entre marxismo y teología. Para llevarla a cabo recurre a la historia del turco de Kempelen, una de las más famosas máquinas autómatas del s. XVIII, centuria altamente aficionada a esta clase de aparatos. Dice Benjamin:

Existe una leyenda sobre un artefacto diseñado para jugar al ajedrez que respondía perfectamente a cada movimiento de un oponente. Se trataba de una marioneta en atuendo turco y con un narguile en la boca, sentada a una mesa frente al tablero de ajedrez. Un sistema de espejos producía la ilusión de que la mesa era transparente por todos los lados. En realidad, un pequeño jorobado (maestro del ajedrez) estaba sentado bajo la mesa y dirigía la mano de la marioneta por medio de unos hilos. Podemos imaginar el equivalente filosófico de este dispositivo. La marioneta, llamada “materialismo histórico”, debe ganar todo el tiempo. Esta puede ser una partida fácil para aquél que se aliste en los servicios de la teología que hoy, como sabemos, es fea y debe mantenerse apartada de la vista. 

    La Encyclopédie definía el autómata como «un engin qui se meut de lui même, ou machine qui porte en elle le principe de son mouvement». Para Benjamin, a tenor del pasaje con que abre sus reflexiones, si el jorobado que guía las piezas es ducho en teología el materialismo histórico es el jugador ganador en la partida de la narración de la historia.  El detalle del jorobado es puramente benjaminiano. En la época, algunos creían que el autómata era controlado remotamente; otros, que un humano con su cabeza a la altura del estómago del Turco desplazaba las piezas sobre el tablero. Es por ello que Benjamin, imaginando la difícil posición de ese pobre hombre, cree que las largas partidas que hicieron creer a espectadores de Europa y América en las maravillas objetuales del progreso habrían dejado una joroba como marca de penitencia. Una muestra más de su sensibilidad literaria y su capacidad imaginativa para narrar la historia 




17 de marzo de 2011

Cessolis castellano


                Se suele pensar que la primera traducción al castellano del famoso tratado de Cessolis, el Liber de moribus hominum et de officiis nobilium, sive super ludum scacchorum, es la que realiza Martin Reyna y publica Francisco Fernández de Córdoba en su imprenta de Valladolid en 1549. Son numerosos los investigadores que lo afirman. Como muestra de ellos nos pueden valer Francisco López Estrada, para quien la traducción impresa sería un fruto tardío más de nuestro Renacimiento o Marie Lemarchand, editora del Liber en Siruela, quien también supone que en España la difusión del tratado de Cessolis se produjo a través de dos versiones catalanas y la edición impresa de Valladolid.

            Sin embargo estos días, mirando cosas en la Hispanic Society de Nueva York, me he encontrado con un manuscrito en el que aparece una traducción del Liber anterior a 1549 y, por ende, probablemente de mediados del s. XV. Faulhaber, quien primero reseñó la obra en su catálogo de manuscritos medievales de la HSA (acrónimo para Hispanic Society of America), la data a finales del s. XV. Pero Accorci hace un par de años publicó un artículo en la Revista de Literatura Medieval datando el manuscrito completo (la traducción que interesa está en un volumen misceláneo) a mediados del XV.

                Intrigado por este descubrimiento comencé a buscar en mi base de datos si tenía algo sobre ese manuscrito que, ahora, parece ser la primera traducción al castellano del tratado de Cessolis. Viajando por los bits que lo pueblan, mi ordenador se topó con la tesis en la que Alexandre Bataller le dedicaba unas páginas. No demasiadas por cierto,  dado que el tema de su investigación son las traducciones al catalán del tratado. No obstante, cabe reconocerle haber sido el primero que abre camino en la investigación de la primera traducción al castellano de uno de los libros que gozó de mayor éxito y difusión en la Europa medieval. Se accede a la tesis de Bataller desde aquí:


Ilustración de la traducción del Liber realizada por Caxton y publicada en 1474. Se trata de uno de los más antiguos incunables ingleses.

13 de marzo de 2011

Eros y egos (Madrid)


    Hay que ir. El viernes 25 de marzo se presenta en la galería La Zúa (C/ Luisa Fernanda, 19), el nuevo y extraordinario trabajo de Eduardo Scala, Repetición de Ajedreces y Arte de Amor. Estará expuesto hasta el 7 de abril. Se trata de la obra que mejor refleja la poética paradójica del ajedrez: el tablero como conflación de eros y egos. Junto con el profesor Fernando R. de la Flor, he realizado un prólogo a este maravilloso conjunto edificado sobre la circularidad del 8: en los 64 abriles del poeta aparecen 32 ejemplares de una obra compuesta por 16 láminas xerografiadas. 16 soportes de meditación que registran el trazado tembloroso de su mano y la tipografía Futura de Paul Renner. Poesía visual-verbal ―VisualabreV, como dice el poeta― que estará expuesta hasta el 7 de abril.

    La imagen del ajedrez como escenario de una lucha de egos convive, desde los orígenes de su literatura, con sus opuestos aparentes: la realización de la unión amorosa en el damero y el proceso de seducción durante la partida. Se trata de dos cosmos, el egótico y el erótico, que al cohabitar el espacio simbólico que genera la potencia metafórica del rey de los juegos, están postulándolo como contexto de resolución de contrarios, como verdadero espacio de realización de la Aufhebung. Así, en el trance de la partida se dirimen cuestiones de orgullo y de seducción, de pugna y alianza, sin menoscabo de la una por la otra. Entre los jugadores, la violencia codificada sobre el tablero actúa paradójicamente: como fuerza de destrucción del contrario y, a la vez, como fuerza de seducción, de atracción amorosa.         
   Esa tensión simbólica es la que recupera E. Scala para esta obra, cuyo título ―Repetición de Ajedreces y Arte de amor― es peculiar retruécano del incunable de Lucena, Repetición de Amores y Arte de Axedrez (Salamanca, c. 1497). La caja-libro de Scala se compone de tres partes: Repetición de Ajedreces/Ju-egos; Arte de Amor /Dam-eros; y Salamancajedrez. Ju-EGOS consta de seis imágenes especulares en las que se establece una guerra de pro-nombres. Dam-EROS lo conforman tres estampas cuya protagonista es la palabra anagramática dama (DAMA-AMAD). Salamancaajedrez cierra el círculo en perfecta simetría, pues son 88 los arcos de medio punto que componen la Plaza Mayor de la ciudad donde sale a la luz el incunable de Lucena. Poesía visual-verbal, una edición muy cuidada, y una galería con un gusto exquisito. Hay que ir. 


19 de enero de 2011

C'est une école du silence


Nadie como Duchamp hace figura de la mitología del retiro. Paul McCartney, Lévi-Strauss, Jorge Sanz incluso, podrían ser citados como ejemplos de personas que sobreviven a su fijación en alguna narración. Y muchos otros. Pero Duchamp: 45 años de inactividad, de retiro ajedrecístico.

Evidentemente podemos alterar la perspectiva. Que no nos importen, a nosotros, señores y señoras entablados, en-tableros, sus años precedentes. Sólo esos 45 que reciben menos atención merecen la nuestra. Porque los entendemos en silencio.



16 de noviembre de 2010

I Gran Fiesta Internacional del Ajedrez


    En la Universidad Nacional Autónoma de México, del 18 al 21 de noviembre, se celebra un torneo cuadrangular entre Judith Polgar, Veselin Topalov, Vasily Ivanchuk y  Manuel León Hayas. Anatoly Karpov y Garry Kasparov ofrecerán una exhibición de simultáneas contra algunos de los más de mil jugadores que participan en el I Torneo Abierto de la UNAM. Además, tiene lugar el Campeonato Iberoamericano, en el cual el representante de España es Marc Dublán. Last but not least, cinco investigadores, Pedro Lavado, Thomas Thomsen, Ulrich Schaedler, Ernst Strouhal y un servidor, coordinados por Carmen Romeo, presidenta de la Comisión de Historia de la FEDA, participamos paralelamente en el Seminario de Historia del Ajedrez. Pinchando en la imagen se accede al programa de conferencias.






15 de septiembre de 2010

Círculo








Aquí Mariano García ha revelado el Ser en la Nada y la Nada en el Ser. 



13 de septiembre de 2010

Víctor Balcells es un genio



Hitler y Lenin jugando al ajedrez en Viena, 1909


    Hace un tiempo, en esta entrada, anuncié que Mullocks había anunciado que la primera semana de octubre subastaría un grabado en el que Hitler y Lenin juegan una partida de ajedrez. El grabado está firmado por ambos y por la maestra de pintura de Hitler. En las tesis e hipótesis que desarrollan la lectura de la imagen dejé caer una invitación a poetas y novelistas para que se pusieran a trabajar. Víctor Balcells es un genio y lo digo por esto.


10 de septiembre de 2010

Las convicciones anti-lógicas de Clair, Monsieur René Clair

   
    Aunque la escena es muy conocida por los jugadores de ajedrez con inquietudes por la creación artística y por los artistas con inquietudes por la creación ajedrecística no deja de tener interés, pues constituye la plasmación de lo que Clair llamaba movimiento interno o lirismo cinematográfico. La falta de lógica en el flujo de escenas en el que se incluye el vídeo pervierte la ilusión del movimiento continuo utilizada usualmente, introduciendo así un nuevo manejo del tiempo.


    De hecho, en la primera parte de Entr'acte, Clair diseña una antinarrativa. Se trata de una secuencia de imágenes ilógica que celebra la falta de unidad y de significado, algo que ya estaba implícito en la pregunta "¿Cuando dejaremos de querer explicarlo todo?" que Picabia sitúa bajo una caricatura de Satie, en el frontispicio de la partitura de la peli. Pero la intencionalidad del autor nos importa un pimiento. Al menos en cuanto al tema del tiempo, la estructura binaria de Entr'acte contrapone una primera parte de fragmentos no consecutivos ni consecuentes con una segunda en la que sí lo son; es decir, encarna una construcción del tiempo que, además, proviene de alguien que pretende entender sus propiedades contradictorias, enriqueciéndose de ese modo.


    Pongo sólo la parte en la que Man Ray y Duchamp juegan y son interrumpidos por Picabia que tiene una manguera y ganas de joder.

 


9 de septiembre de 2010

Artículo en Manuscrt.Cao






    Haciendo clik aquí, se accede a la versión en pdf de mi artículo sobre Fr. Paulino de S. Bartolomé y la cuestión del origen indio del ajedrez. Si bien la hipótesis de un origen indio no ostenta la credibilidad de antaño entre los especialistas, el descubrimiento de una fuente ignorada para su genealogía, el Ms. 6414 de la BNE, muestra qué supresiones historiográficas entraron en juego en su elaboración. Sigo investigando el particular aunque, como son días de cambio y adaptación a un nuevo entorno, camino despacio. Lo que vaya descubriendo en este sentido lo iré publicando en el cuaderno. 

   Sobre la revista sólo puedo decir maravillas. Tenemos en este número un artículo de Pablo Jauralde sobre la autoría del Lazarillo, posicionándose a favor de Diego Hurtado de Mendoza; uno de Mercedes Sánchez sobre su descubrimiento de un segundo codicilo de Quevedo; otro sobre los subrayados de Quevedo en cuatro libros de su biblioteca; uno sobre los autógrafos de Ramón Gómez de la Serna y su entorno en Mundo Ibérico; y tres que celebran el centenario del nacimiento de Miguel Hernández. Manuscrt. Cao está sabiamente dirigida por Pablo Jauralde y sabiamente editada por Diana Eguia y Javier Maldonado. Las entidades editoras que están detrás de ella son la Universidad Autónoma de Madrid y el grupo EDOBNE (Edad de Oro-Biblioteca Nacional). Se trata de una revista de investigación filológica sobre manuscritos, principal pero no únicamente de los s. XVI y XVII que, tras su primera vida entre los años 80 y 88, acaba de resucitar. He aquí al link a su página: 



1 de agosto de 2010

Se la jugaban





   Aparece en Bartolomé de las Casas otra referencia inquietante a nuestro juego. Hace meses hablábamos del biologismo según el cual aquellos que tienen la cabeza "de la hechura de una nao" son prudentes, próvidos, circunspectos y grandes jugadores de ajedrez. Cuando publicamos aquel maravilloso extracto un genio lo leyó como un precedente claro de las reflexiones de Cesare Lombroso, padre del positivismo criminológico, un hombre capaz de dictaminar tipos de delincuente a partir del estudio de asimetrías craneales, formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.

   Ahora, en realidad, no estamos ante una referencia, sino ante un texto que  remite a un testimonio precedente, aparentemente perdido. Nos encontramos al Licenciado Espinosa al mando de sus hombres, saqueando las tierras de Darién, actual Panamá. A su paso va matando indígenas y robando su oro. Primero lo había hecho en tierra de los súbditos de Quema, que había recuperado para sí cierto oro sustraído anteriormente; luego, en tierra del cacique Chicacotra, «donde no menos estragos creo que hizo, según la costumbre y fin que llevaba»; por fin, llega a Darién, y allí introduce a unos dos mil esclavos que comienzan a matar a aquellos que los atacan para protegerse de la invasión y a aquellos que son «gentes pacíficas, quietas en sus casas» En este punto, el dominico remite al testimonio de una obra malograda «en aquella simplicidad no santa» que un seglar, Tobilla, habría escrito bajo el título Barbárica. Por lo que Bartolomé de las Casas dice, Barbárica parece diferir en tipo y tono de la Historia de las Indias. Sin embargo, hoy, a tenor del fragmento que el dominico nos transmite, es difícil pasar por alto su lectura en clave de denuncia:

Y para que esto así parezca, sin que de mí solo salga, quiero aquí referir las palabras que Tobilla dice, seglar y uno de ellos, que anduvo después en aquellos pasos, como dije, y que asaz favorece aquellas entradas, en una historia que quiso hacer y llamó Barbárica, y que parece haber muerto en aquella simplicidad no santa. Este dice así, hablando de Espinosa en aquella jornada y tocando de los esclavos: «Traía largos dos mil cautivos, que, para llevarlos los mercadantes a la Española, valían entonces muchos dineros; de donde nació la tan presta como miserable caída que estas infinitas gente dieron, pues con la codicia del mucho oro que por ellos en el Darién los tratantes les daban, todo el tiempo que fuera de sus muros se veían, así al de paz como al de guerra ponían en hierros; andando tan sin freno esta osadía entre los compañeros y los mismos capitanes, que así compraban las mercaderías con sus aprisionadas gargantas, como si fueran la misma moneda, sin haber ninguno de tanta conciencia que se parase a mirar si era esclavo justamente, aunque según la injusticia con que todos lo eran, bastaba saber que la codicia causaba su cautiverio, no embargante que para mí tengo no ser menos excusa el ejemplo que Pedrarias les daba, pues en su mayor contentamiento jugaba al ajedrez la libertad de aquellos más que miserables» Estas son las palabras de Tobilla formales. Jugaba Pedrarias sus cincuenta y cien esclavos, y quizá quinientos (como otros gobernadores después hicieron, por ventura por su ejemplo), de los que le habían de caber de su parte, que había de enviar a saltear.

   Esta práctica habitual de jugarse al ajedrez la libertad de esclavos durante la colonización ―jugarse, al cabo, su vida― no es una tradición surgida allende los mares, pues tiene un contrapunto peninsular que lo precede. Y resulta cuando menos inquietante la constancia de que, en su primera forma conocida, los amables ajedreces vivientes, tan célebres y celebrados hoy en ciudades centroeuropeas y tan comunes en nuestras fiestas populares, en su origen decidieran la vida de aquellos que se transformaban en piezas. Así, como dice Eduardo Stilman, poco antes de ser asesinado, el inquisidor San Pedro Arbués disponía reos sobre un gran tablero donde las piezas capturadas morían de veras.

   Por otro lado, no sabemos más detalles del tipo de apuesta que se entablaba entre los colonizadores. Si eran los mismos esclavos los que luchaban por su libertad frente a Pedrarias; si era otro lugarteniente quien representaba a uno, dos, tres, un grupo; si cada jugador se jugaba no la libertad de sus esclavos entendida en términos generales, sino la libertad de abandonar una escuadra para pasar a formar parte de otra, tal vez la de quien ganaba la partida; si había una especial situación para las vidas de los esclavos que la partida había decidido suspender en tablas, etc.  Lo cierto es que debió ser práctica muy extendida, y, por lo tanto, lícito resulta suponer que todas estas variantes en algún momento llegaron a darse, acompasadas con muchas otras. Como todo juego que se repite periódicamente, las variaciones debieron de ramificarse y confundirse en ocasiones con la forma original de jugarse la libertad de uno o varios esclavos en un territorio determinado. De hecho, lo lógico es que cada territorio hubiese instituido una tradición propia cuyo factor diferencial fuese presentado no como una variante sino como un rasgo original del juego. Como sucede, a partir de la publicación de Éloge de la variante, con los estudios filológicos de fuentes medievales, no parece conveniente aquí plegarse a la religión de la reconstrucción de la  forma original, genuina. El método de Procusto, que cortaba o extendía las extremidades de sus víctimas para adaptarlas al lecho al que las ataba, nos reenviaría al s. XIX. Más bien, en lugar de reducir la heterogeneidad de las propuestas a un modelo primigenio, quien quiera especular en este sentido  haría bien en entender que la naturaleza de las distintas formas de acuerdo en torno al tablero reside precisamente en las posibilidades de variantes que presenta. Y dudar, cuando se vea o vea a sus retoños en trance de ser alfil o peón de rey en las fiestas de su pueblo, entre servir al bien común entregando su vida para ganar la partida o dejar que la comunidad fenezca con él en pie.


Ajedrez viviente de Xàbia hoy, último sábado de julio


Ajedrez viviente de Carraceledo hoy, primer sábado de agosto

19 de julio de 2010

Cocaína

Usos post postmodernos del ajedrez. Volveré con cosas interesantes, lo prometo.

http://www.lasprovincias.es/v/20100718/sociedad/desarticulan-camuflaba-cocaina-cuentos-20100718.html

29 de junio de 2010

Mojiganga del juego de ajedrez



  

  Una de las piezas de la Parte Primera de los Donayres de Tersícore (Madrid, 1663) es la mojiganga del Juego de Ajedrez. No se conocen manuscritos de ella, aunque la Biblioteca Nacional guarda 5 ejemplares del impreso. Si bien escribió dos comedias, su autor, Vicente Suárez de Deza, fue un ingenio de la corte de Felipe IV especializado en piezas cortas. De hecho, mandará imprimir la mojiganga del Juego del ajedrez con otros bailes y entremeses de su invención.

    La pieza se desarrolla como una discusión entre dos damas, que entran en escena declarandóse inmersas en la búsqueda de un baile "para palacio". La primera de ellas, Inventiva, busca un baile que no transgreda las barreras de lo cortesano; la segunda, Embeleço, busca uno que no sea irrespetuoso. Ambas conocen pues sus inclinaciones y saben en qué errores podrían incurrir si  no proceden discreta y prudentemente. De ahí que se alegren cuando se encuentran en mitad de la escena, pues, en efecto, se ha efectuado una unión entre "la maña con el ingenio". Continúan juntas la búsqueda del baile y rechazan una serie de posibilidades carentes de atractivo hasta que un ciego aparece vendiendo el baile del Juego del Ajedrez. Hállanlo apto para su representación en la corte, amén de nuevo. Así, van desfilando las diferentes piezas del juego graciosamente, en algarabía típica de la mojiganga. Finalmente irrumpe el Jaque, representado como contrapeso valentón a la jovialidad de las piezas, que, a pesar de su condición y ventaja (en seguida ha acorralado la dama rival), termina otorgando tablas.

     Encontramos algunas cosas interesantes en la pieza. A buen seguro muchas se nos escapan, pero como no nos vamos a alargar las dejamos ya apuntadas: en primer lugar, la personificación del público como peones mientras en escena se suceden las personificaciones de todas las demás piezas. Por ahí se podría estudiar un poco el por qué de esa elección; en segundo, la mención de su objetivo -celebrar el primer cumpleaños de Carlos II- gracias a la cual podemos datarla (1622). Esto nos da indicios que señalaremos más abajo; y, en tercero, los signos de agotamiento temático del género, señalados en la cita que reportamos a continuación:

Inventiva. Yo hiciera un baile de flores
que no fuera malo, puesto
que es el asunto a un jazmín.

Embeleço. Bailes pienso que se han hecho
ya de flores, y no es cosa
que tenga nada de nuevo

I. Pues di tú

E. Yo hiciera un baile
de gitanas, advirtiendo
que nos vendría nacido
por ser tan de nacimiento

I. Ya la Gitanada es juro
que no tiene cabimento
y asi de esdrujulos yo
antes le hiciera, poniendo
para que haga novedad
cónejo, en vez de conejo,
gáçapo, en vez de gaçapo,
y...

E. También aquesto es viejo,
y no tiene novedad.


   Debemos entender el término juro de "ya la gitanada es juro/ que no tiene cabimento" en el sentido que le da el Diccionario de Autoridades, como "derecho de posesión a perpetuidad". El autor está aquí ironizando la práctica habitual de representar bailes de gitanas, algo que, parece, ya empezaba a cansar. Además, los bailes de flores y los de esdrújulos, practicados anteriormente por Suárez de Deza, tampoco cumplen las expectativas de las damas. Como no lo hacen, sigue la pieza, los de amor, los de yerbas, los de ensaladas... y todos los que proponen excusas susceptibles de legitimar en escena la mezcla de elementos heterogéneos que hayan sido ya explotados. No obstante, cuando se agotan las posibilidades, el ajedrez se presenta como un tema cortés, respetuoso, adecuado a la edad infantil del príncipe Carlos -y por ende a su educación- y, sobre todo, innovador. Así lo dice el ciego:

Ciego. El baile del Ajedrez
que agora ha salido nuevo
lleven curiosos

   Un último apunte: viene a interrumpir el baile de todas las piezas la irrupción del Jaque, que, al contrario que los demás personajes, se muestra rudo, soez y valentón. Su objetivo es la dama, pero ésta no quiere ir con el a ningún lado. Para nosotros, el término jaque, en su función ajedrecística, es harto conocido. Pero no así su significado en el lenguaje de la germanía, donde jaque se llamaba al rufián a cuyo cargo está una prostituta. Lo que entra en escena es, pues, un chulo o proxeneta. Así, el jaque es un personaje cuya presencia define las jácaras. Ambos términos están relacionados etimológicamente: la jácara es un género que se ocupa de las peripecias varias de personajes del hampa: delincuentes, pícaros, chulos, guapos... "jaques que -dice Corominas- con su aire de reto y facilidad en sacar la espada, parecían estar siempre en actitud de agredir y acosar a todo el que se pusiera delante"

8 de junio de 2010

El peón cubierto y la variante Ducchi

     Aparecen en una enciclopedia del XIX un par de menciones a sendas "complicaciones inútiles" que habían sido rechazadas. Parecen hacer el juego más interesante que las variaciones más célebres. Aquí está la cita:

Cuando la desporporción de fuerza entre los jugadores es tal que la ventaja de la salida de un peón o de una o varias piezas no alcanza a restablecer el equilibrio, se juega una partida muy difícil, la del peón cubierto. El peón adornado con una pequeña corona de papel es la única pieza que puede dar mate; si el contrario llega a apoderarse de él, gana el juego.
En el poema de Gregorio Ducchi sobre el ajedrez vemos que antiguamente el peón no llegaba a reina, torre, alfil, etc., al concluir su carrera en la banda opuesta, sino cuando lograba reemplazar a dichas piezas en las mismas casillas donde habían sucumbido. 

Del Diccionario Universal de Literatura, Ciencias, Artes, Agricultura, Industria y Comercio. Vol. 34